El mismo baile
No hay forma de que algo cambie en la
televisión, aunque se ocupen de ella notorias "plumas" y también
muchos de nosotros. Aspiramos a un cambio de postura ante el
telespectador y no a que cambie sus contenidos porque es un negocio
ya pautado para algunos pocos. A partir de esta conciencia que los
telespectadores y comentaristas tenemos, es bueno decir que la
"cuestión de postura" tiene que ver con los modales y el
vocabulario. Un poco menos de grosería.
Desde la mañana las palabras más vulgares están en boca de los
conductores televisivos, con excepción de los noticieros cuyas caras
visibles muestran compostura. Nadie pide lo mismo para el
entretenimiento, pero sí un poco más de moderación en el lenguaje.
Por otro lado, ocurre algo similar con las escenas que se transmiten
tanto como promoción de programas como en el contenido de los
programas en sí.
Un caso más que reciente es el El hombre que volvió de la Muerte,
ficción que emite canal 13 los miércoles a las 22. Ya no dan ganas
de mirarla más. Sabemos que, indefectiblemente, habrá un "masacrado"
por miércoles y con lujos de detalles, más que desagradables para
los telespectadores. Es una ficción sin nervio, sin "pathos" (oh,
los griegos, cuánta razón tenían!!!), con personajes lineales, sin
desarrollo interior. Es decir, sólo se nota el odio, según el guión,
y no un "odio desde adentro", no sé si soy clara. Hay rencores pero
también, de guión. Da la impresión de que se cumple con una "rutina
actoral" y no con personajes semiendiablados que deben sacar de sí
todo lo peor. Es una pena, tanto esfuerzo concretado en escenas
truculentas. Uno se había hecho la ilusión de "sufrir" suspenso,
terror. Pero esto es un cuento de niños donde ni aparece "el cuco
Manolo". Nada.
Solo hay que esperar que se destripe a alguien. Una pena que un tema
tan especial y fuerte, que tuvo su gloria en nuestra televisión de
finales de los 60, pase a ser ahora nada más que un remedo masculino
de "Mujeres asesinas", y el punto álgido, el clímax, sean los gritos
de un torturado. Lamentable, sobre todo si nos atenemos al pasado
reciente de este país.
Una gran oportunidad desperdiciada en favor del morbo.
Elsa Bragato
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