Los días de
Silvia Suller
El intento de suicidio de Silvia Süller, preanunciado varias veces
por la actriz y vedette, nos llenó de tristeza. Su vida, en los
últimos 15 años, ha pasado por la televisión, mediática vida, como
pocas. Y cuando esto sucede, se cae en las garras de ese monstruo
invisible que esconde el mundillo de los medios audiovisuales. La
conocimos, le hicimos notas, nos pareció siempre una mujer que amaba
profundamente a Silvio Soldán, que extrañaba a sus hijos, que debía
hacer lo que fuere para poder salir adelante. Ya en el ruedo del
mundo artístico, había que pelearla como fuese.
Tuvimos encontronazos, muy ligeros, con Silvia Suller. Sin embargo,
algo nos decía que su alma estaba dañada irreparablemente. Y el
suceso final, del que pudo salir, el acercamiento de su hermano a
quien no conocemos, y el alejamiento de sus hijos (decisión de la
justicia -creemos entender que ha sido así- inexplicable), nos
parecen muchos hechos, mucho peso para una sola persona. Los medios
televisivos tal vez se seguirán ocupando de Silvia Suller, sin
embargo, no se preocupan por su estado psicológico. Tampoco vemos
una actitud, al menos a través de los medios, de su ex compañero
Soldán al respecto. Hay demasiado rencor, demasiado revanchismo. El
caso de Silvia lo hemos visto en otras personas cercanas a nosotros.
Y hemos sufrido también, como mujeres, como madres, esos dolores y
tristezas ajenas casi como propias. No podemos hacer nada desde
aquí, solo pensar y repensar que los medios televisivos deberían
servir para dar trabajo y no para dar cámara a los escándalos. Si
eso ocurriera, la vida de muchas personas del medio sería mejor.
Especialmente para las personas que, por su sensibilidad, no pueden
dar un paso atrás en el momento justo. Y cabe pensar que, si lo dan,
también se quedan sin trabajo.
Elsa Bragato
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