Fuente: TELAM
El actor y director teatral Villanueva
Cosse dirige los sábados y domingos a las
20 en el Teatro del Pueblo (Roque Sáenz Peña 943, Capital), la
pieza "Morir en familia", de Jorge García Alonso, que ya había
dirigido en 1972 en Montevideo.
La obra, que actualmente
encara junto a un elenco sanjuanino habla sobre la
ruptura que produce en la rutina de una familia burguesa la
visita de un desconocido.
En dialogo con la agencia
TELAM el autor comentó "La historia de `Morir en familia`
surgió cuando en el Teatro Nacional Cervantes me pidió que
propusiera una obra de autor argentino y me surgió la idea de
esta pieza, que yo dirigí en el Teatro Circular de Montevideo en
1972, mi último trabajo en el Uruguay"
El plan del coliseo oficial era enviar a Cosse a la provincia de
San Juan para que ensayara y estrenara "Morir..." con actores
locales, dentro del Plan Federal de Teatro.
"Cuando la releí me di cuenta de que la obra no sólo no está
vieja sino que promete cosas, ya que creo que la dirección, a
menos que uno se tope con un autor inflexible, inabordable, es
también una forma de reescritura", opinó.
Frente a la frondosidad característica del autor, dijo notar que
los tiempos "han cambiado, la gente se sienta y los glúteos
comienzan a quejarse casi enseguida, antes nos bancábamos obras
de dos horas y media o tres; ahora a la hora ya empiezan a
pensar si dejaron la leche en el fuego".
"Entonces empecé a evaluar qué pasaría con ciertas podas,
ciertos alivios -agregó-, y pensando en eso fui encontrando que
lo que era una obra con buenos diálogos, con eficacia
humorística, aunque aparecía algo que me interesaba más."
Cosse calificó al elenco sanjuanino como
"gente exquisita" y también usó el término "exquisitos" para
juzgar a sus colaboradores actuales y porteños, Lionel Arostegui,
Verónica Cosse, Estela Garelli, Anita Gutiérrez y Alfredo Zenobi.
Los dos meses de trabajo en San Juan, cinco o seis horas durante
seis días a la semana para un estreno limitado en el tiempo, le
hicieron pensar que quería traer la obra a Buenos Aires y notó
una experiencia singular: "Ver cómo avanzo sobre lo que ya hice,
es decir cómo utilizo lo que hice con los compañeros
sanjuaninos; como un estribo, no como una meta".
"A medida que uno va viviendo más, que las expectativas cambian
y en cuanto a que la autocrítica se afianza en mí, siento que
salí bien del autodesafío que me había propuesto, porque también
descubrí que la obra es desafiante", apuntó.
Señaló también que si el director la toma "como una obra del
naturalismo, del realismo, lo más que se puede decir es que está
bien hecha, pero cuando se le abre la puerta al tipo de delirio
que proponía García Alonso, uno sabe que el tipo estaba pensando
en cómo iba a ser representada; no en cómo le iba saliendo la
escritura".
"Siento que Jorge estaba mojándole la oreja a un director
-supuso-; cómo podés convencer a la gente de que lo que está
pasando ahora no es un capricho del autor sino la necesidad de
lo que pasó antes porque acá las cosas ocurren de una forma en
que no ocurren en el realismo."
Hay un desconocido que llega a una casa,
nadie sabe de dónde viene y adónde va, se introduce en
aprovechando un momento de distracción de la familia y luego
cuesta mucho sacarlo, porque su pedido es "déjenme comer con
ustedes", comer en familia.
"Eso genera en la familia una crisis que va en aumento pero que
parte de cosas nimias, como cuando el dueño de casa amenaza con
llamar a la policía y se instala una pelea en la cual el
teléfono se rompe, y ante la rotura de ese teléfono la familia
responde como si le hubieran matado a un familiar", expresó
Cosse.
Según él, allí entra "como de rondón la idea de la cosificación,
lo importante -puntualizó- que son los objetos: mi casa, mi
mujer (tratada como un objeto), mi mesa, mi alfombra, mis
platos; cuando uno ve que el tipo se retuerce de angustia al ver
que le rompen el teléfono, se instala la naturalización del
absurdo, si por absurdo entendemos que hay una alteración entre
la causa y el efecto".
"Sucede que las armas estilísticas del actor tienen que ir
cambiando; entonces asistimos a una escena que es tragedia
grotesca, en otro momento es casi un sainete, en otro es teatro
del absurdo, en otro comedia negra", describió.
Por eso debió combatir la tendencia natural de los actores, "que
es respetar el perfil del personaje; lo que yo les decía es que
no hay perfil, hay circunstancias porque el hombre es su
circunstancia, así que también es realista porque en la
naturaleza humana está que yo soy un pacifista declarado pero de
repente mato a alguien", redondeó.
(Fuente: TELAM)