El director de cine Alain Resnais, uno de
los ilustres de la "Nouvelle vague" y autor de películas
fundamentales de la historia del cine como "Noche y niebla", "Mi
tío de América" o "Hiroshima mon amour", falleció en París a los
91 años.
Recientemente, en la 64 edición del Festival Internacional de
Cine de Berlín recibió un reconocimiento a su trayectoria: el
galardón Alfred por Aimer, boire et chanter (Amar, beber y
cantar), su última película que se estrenará en Francia la
próxima semana.
Nacido en Francia el 3 de junio de 1922, Resnais se interesó por
el cine a los 13 años, cuando filmó "L`aventure de Guy" (1936),
aunque tan solo una década después recuperó el interés y rodó
una serie de cortos sobre pintores famosos.
La política nunca fue ajena a sus intereses: "La guerra ha
terminado" (1966), sobre guión de Jorge Semprún, observa el
desencanto de un exiliado español y militante antifranquista (Ives
Montand), ante la guerra perdida y una lucha que ve desvanecer.
Pero Resnais es Resnais, y el exiliado tiene dos amantes (Ingrid
Thulin y una jovencísima Geneviève Bujold) con las que juega las
escenas de erotismo más bellas jamás filmadas, de las que
alguien dijo que deberían exhibirse en los colegios para mostrar
a los párvulos lo que el sexo contiene de amor.
El compromiso lo condujo a un filme colectivo, "Lejos de
Vietnam" (1967), en el que en compañía de Chris Marker, Jean-Luc
Godard, Agnès Varda y Joris Iven, entre otros, Resnais denunció
las barbaridades de Estados Unidos en su invasión al país
asiático.
Con la comedia, como en "Je t`aime, je t`aime" (1968), no le fue
tan bien a pesar de que la parejita de Claude Rich y Olga
Georges-Picot estaba muy en sus roles, pero lo experimental con
lo romántico no atrajo al público.
Hubo un momento en que Resnais fue muy requerido por el público
argentino: "Stavisky" (1974), con Jean Paul Belmondo como el
famoso estafador de principios de siglo, "Providence" (1977) y
"Mi tío de América" (1980) burlaron la claustrofóbica censura de
la dictadura militar y dieron calidad a quienes se refugiaban en
las salas de cine.
Luego, el interés por su obra fue decayendo y muchos de sus
títulos ni siquiera llegaron y cuando lo hicieron, como en el
caso de "La vida es una novela" (1983), duraron muy poco en
cartel.
Lo último que se estrenó comercialmente del director galo fue
"Las hierbas salvajes" (2009), que tuvo excelentes críticas,
pero es probable que cintas como "Pas sur la bouche" (2003), "Coeurs"
(2006) o "Vous n`avez encore rien vu" (2012) no arriben jamás o
sólo se vean en algún ciclo esporádico.
(Fuente: Telam)