El músico y humorista integrante de
Les Luthiers musical falleció tras padecer desde hacía
tiempo una delicada situación cardíaca que lo mantenía fuera
de la actividad artística.
La despedida de Rabinovich significa
un grave golpe para Les Luthiers, porque él era no sólo uno
de sus dos puntales junto a Marcos Mundstock, sino porque
además de tener una gracia particular, el personaje que
solía encarnar lograba un sincero vínculo con la platea.
Si no era "el tonto" era por lo menos
el tiro al aire que siempre entendía lo que quería en sus
disfrutables diálogos con Mundstock era capaz de extraer las
más sonoras carcajadas con réplicas simples, infantiloides,
que en otras bocas no causarían el mismo efecto.
El liderazgo de la dupla se fue asentando con los años;
Mundstock y Rabinovich eran "el arco y el violín", como
alguna vez se dijo de Stan Laurel y Oliver Hardy, con el
terceto restante -Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos
Núñez Cortés- en un dignísimo segundo plano.
Efectivo, sí, en determinados números de relleno en los que
suelen mostrar sobre todo sus genialidades con los
instrumentos, formales e informales, pero siempre en papeles
de apoyo en cuanto a las intervenciones habladas.
Desde hace algún tiempo se sabía que la salud del
músico-actor no era de todo buena, pero nadie imaginaba que
las cosas llegaran a mayores: Les Luthiers tiene dos
miembros alternativos, Horacio Turano y Martín O'Connor, que
sustituyeron a Rabinovich en su gira por Islas Canarias a
principios de marzo, mientras el grupo presentaba "Lutherapia".
La llegada de Rabinovich, nacido en Buenos Aires el 18 de
noviembre de 1943, a Les Luthiers se produjo en San Miguel
de Tucumán, antes que ese equipo fuera tal, cuando un puñado
de universitarios -él era licenciado en Derecho y escribano
público- presentó un espectáculo de humor dentro de un
festival de coros.
Esa novedad de 1965 era la inclusión
de los llamados "instrumentos informales", con los que
habían creado una parodia de concierto ideada por el
estudiante de arquitectura Gerardo Masana -muerto
prematuramente en 1973- que causó sensación.
Ya con el nombre de I Musicisti -versión jocosa del conjunto
italiano I Musici- el grupo se presentó con un éxito notable
en la sala Planeta de Buenos Aires y en el Instituto Di
Tella, que entonces era el no va más de la vanguardia.
Desmantelado I Musicisti, en 1967 nace Les Luthiers con el
concurso de Ernesto Acher, que realizó presentaciones cada
vez más festejadas en los café concert y en pequeñas salas
teatrales de Capital y Mar del Plata.
Con el correr del tiempo, los espectáculos y los discos y
videos grabados -"Sonamos pese a todo", "Cantata Laxatón", "Mastropiero
que nunca", "Viejésimo aniversario", "Viejos hazmerreíres",
entre otros-, Rabinovich fue perfilando un personaje
insustituible, humano y entrañablemente querible.
Es imposible no recordar el segmento sobre el merengue que
mantiene con Munsdtock -uno habla del baile caribeño, el
otro de un postre- y en el que entre numerosos desacuerdos
Rabinovich introduce el nombre de Esther Píscore como
elemento de disparate.
Su capacidad actoral excedió los shows del grupo y apareció
en el cine desde la lejana "Espérame mucho" (1983), de Juan
José Jusid, hasta "¿Quién dice que es fácil?" (2007), de
Juan Taratuto, "Mi primera boda" (2011), de Ariel Winograd,
"Extraños en la noche" (2012), de Alejandro Montiel, y
"Papeles en el viento" (2015), también de Taratuto, en las
que sus apariciones siempre eran festejadas.
Según sus propias palabras, aparecidas en el sitio web de
Les Luthiers, "me crié en el Palacio de los Patos, un
complejo de viviendas ubicado en Ugarteche y Las Heras, en
Buenos Aires, donde viví hasta los 18 años”.
“Allí había varios folcloristas que me dejaban asistir a sus
reuniones y fue donde por primera vez escuché cantar a voces
y tocar la guitarra”, añadía.
La página agrega que la música había estado presente en su
hogar desde su nacimiento: su madre había estudiado piano y
su padre –un abogado penalista que defendió a personalidades
como Hugo del Carril y Tita Merello- tenía el hábito de
cantar y silbar tangos.
Fuente: TELAM