La velada del sábado por la noche quedará en la historia y
memoria del público argentino. Es que el máximo coliseo se
vistió de gala para darle el adiós a Paloma Herrera, una de
las figuras más relevantes de la danza argentina y mundial.
Con coreografía de Maximiliano Guerra (actual director del
Ballet Estable del Teatro Colón) y dirección orquestal de
Emmanuel Siffert, se presentó el ballet “Romeo y Julieta”,
obra homónima de Shakespeare en versión musical de Serguei
Prokofiev.
Considerada como una de las 10 mejores bailarinas del siglo,
elegida líder del milenio por la revista Time y la CNN,
ganadora de los premios Gino Tani, María Ruanova, Konex de
Platino y Clarín, Paloma Herrera, brilló como una verdadera
artista. Nacida en Buenos Aires, comenzó sus estudios con
Olga Ferri y continúo en el Instituto Superior de Arte del
Teatro Colón. A los 14 años fue finalista en Bulgaria y en
1990 ingresó a la School of American Ballet de Nueva York. A
los seis meses fue contratada por el American Ballet Theatre
(ABT) siendo la artista más joven (19 años) en alcanzar el
rango de Principal Dancer en los 75 años de historia que
posee dicha compañía. En la actualidad es el Miembro más
joven del Comité de Artistas para la elección del The
Kennedy Center Honorees, National Celebration of the
Performig Arts, entregado anualmente por el Presidente de
los Estados Unidos en la Casa Blanca.
En mayo de 2015 se había despedido con “Giselle” del ABT en
Nueva York. Ahora tenía que despedirse de su gente, de su
ciudad y en la casa que la vio nacer.
Fuente: eldia.com
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