Enrique Pinti regresó al teatro Liceo con su clásico "Salsa
Criolla" en su temporada numero 30
Con menos vértigo, vestido con un jogging rojo -lejos de
aquel blanco de 1985- y una postura más flexible en relación
a las intensidades políticas, el artista lo hace de nuevo y
logra que el texto mantenga vigencia.
El hechizo con los espectadores se despliega no sólo desde
la inclusión de viñetas de actualidad como la violencia en
el fútbol, o las cualidades de los candidatos
presidenciales, sino desde su obstinación en conservar viva
-a la letra- la memoria.
Verborrágico, histriónico, dueño de los recursos que
identifican a los trabajadores del varieté, como la
irreverente gestualidad, y el brillo para el remate -a veces
ácido y tierno en otras ocasiones- de sus frases, son
algunos de sus recursos capaces de transformar a los
espectadores en cómplices de sus andanzas.
2957 funciones siempre a sala llena y 1.983.375 espectadores
durante diez años, dan cuenta del romance entre el artista
el público, ya que a esta altura Pinti ya forma parte del
folclore, una presencia cotidiana para muchas personas.
Así, el actor sigue presentando sus caracterizaciones
realizadas a base del uso de accesorios de vestuario, como
una corona para transformarse en su ya clásica recreación
del personaje de la reina Isabel la Católica, o el uso de
pelucas para marcar la pertenencia a determinada época,
elementos simples que su talento conduce al límite, mientras
bordea las tierras del absurdo y genera carcajadas.
De todos modos, según pasan los años, aunque su discurso
sigue con observaciones críticas acerca del imaginario
nacional, en la Argentina actual, él apuesta por un tono
menos incendiario y llama a no profundizar la "grieta" con
"los amores y la familia" en nombre de la defensa de las
ideas, para poder preservarlas, aunque alejadas de los
fundamentalismos.
"Salsa criolla" mantiene los segmentos originales de su
estructura, con los cuadros musicales a cargo de eficaces
bailarines como Micaela BarberClas, Julia Montillengo, Mara
Moyano, Silvina Tordente, Ariel Juin, Pablo Juin, Ignacio
Pérez Cortés y Esteban Segovia, junto al asertivo trabajo de
los actores Martín Salazar y Martín Sipicki, convirtiéndose
en una buena opción para quienes no lo hayan visto antes,
más allá del reencuentro con los espectadores de las
versiones anteriores.
La producción conjunta de los empresarios Lino Patalano,
Carlos Rottemberg y Cipe Fridman, como buen clásico,
continúa manteniendo sus encantos, y las puteadas más las
eternas alusiones a las "máquinas de coger en cada esquina"
para huir de la estupidez a cargo del capocómico de 75 años
siguen cautivando y la magia sigue en pie.
Las funciones se realizan los miércoles, jueves y viernes, a
las 20.30; el sábado, a las 20 y 22.30 y el domingo, a las
20.
Fuente: TELAM