Alejandro Romay falleció ayer en
su casa del barrio de Belgrano luego de haber
permanecido más de dos años en una clínica
especializada, ya que sufría el mal de Alzheimer, al que
en los últimos días se sumó una grave neumonía. Sus
restos son velados desde anoche en el Teatro El Nacional
y en serán trasladados hoy al cementerio israelita de La
Tablada
En su rol como dueño de Canal 9, Romay creó una lista de
innumerables éxitos televisivos, con un gran eje en las
ficciones argentinas, y llevó como abanderados del
género a Abel Santa Cruz y Alberto Migré.
En su gestión al frente de Canal 9 en los años 80 llegó
a encadenar más de siete horas de ficciones argentinas y
llegaba a tener más de seis elencos trabajando a la par.
Con la muerte del controvertido locutor y productor, uno
de los más acaudalados hombres del espectáculo, se va
una época de la radio, la TV y el teatro argentinos;
conocido como "el Zar" de la pantalla chica, Romay no
fue indiferente tanto para quienes lo admiraban como por
los que destacaban su carácter autoritario, repleto de
arbitrariedades.
Nacido en Tucumán el 20 de enero de 1927 como Alejandro
Argentino Saúl, utilizó desde muy joven el seudónimo con
que fue famoso en homenaje a Juan Manuel Romay, jugador
del Club Atlético Independiente.
Competidor del cubano exiliado Goar Mestre en la TV
privada argentina en la década de 1960, a los 13 años se
probó como locutor en LV7 Radio Tucumán, donde compartía
el micrófono con la comisión de diversos mandados para
sus superiores, pero sus características de simpatía y
diplomacia asombraron a todos y a los 18 fue nombrado
director de la también tucumana Radio Aconquija, hoy
Independencia.
Ambicioso como siempre, en 1947 se mudó a Buenos Aires
para seguir con su trabajo frente a los micrófonos y
asumir a partir de 1955 la dirección de Radio Libertad
-ex Belgrano-, bautizada así en homenaje a la llamada
Revolución Libertadora, de la que fue propagandista.
A partir de 1963 comenzó su etapa fuerte al frente del
9, del que fue accionista mayoritario y al que le
imprimió un carácter popular, con programas de alcance
masivo que lideraron las mediciones de audiencia, aunque
cuestionados a veces por su vulgaridad.
En 1974, durante el gobierno de María Estela Martínez de
Perón y con José López Rega como hombre fuerte, se le
terminó la licencia y su emisora fue intervenida por el
Estado nacional, lo mismo que los canales 11 y 13, que
pasaron en forma bastante turbulenta a la órbita estatal
y Romay decidió establecerse en Puerto Rico, donde
compró dos estaciones de radio.
Un año antes de ese incidente, donde contaba que había
sido expulsado "a punta de pistola" por un conocido
hombre del medio, una bomba destruyó el teatro
Argentino, de su propiedad, en la calle Bartolomé Mitre,
cuando estaba por estrenarse el musical "Jesucristo
superestar".
Regresó al país en 1983, a fines de la dictadura, fundó
la productora Telearte SA y le fue adjudicada la
licencia de Canal 9, que volvió a llamarse Canal 9
Libertad, y en la que fue tan estrella como la cantidad
de famosos que incorporó a su grilla.
Mientras los canales 2, 11 y 13 siguieron siendo
estatales, Alfonsín le pagó a Romay una deuda ya que el
empresario le prestó sus imprentas para imprimir los
afiches de la campaña presidencial de 1983.
Entre la frondosa programación que surgió de su galera
figuran "Grandes valores del tango" (1963), "Almorzando
con Mirtha Legrand" (1968), "Sábados de la bondad"
(1968), conducido por Héctor Coire y luego por Leonardo
Simons, y "Feliz domingo para la juventud" (1970), luego
llamado "Feliz domingo".
En la época de oro de la TV introdujo al gran Narciso
Ibáñez Menta, que puso en cámara desde 1959 "Obras
maestras del terror", "El fantasma de la Ópera" y "El
muñeco maldito", entre otros programas que se perdieron
porque entonces se grababan los nuevos en las cintas de
los ya emitidos.
También fue el creador de hitos como "Teatro como en el
teatro", con Darío Vittori, "Titanes en el ring",
"Música en libertad" y "Alta comedia", un ciclo que
permaneció en el aire durante muchos años, con
importantes actores de la escena, el cine y la TV
argentinos.
Enemigo de las comisiones internas, prohibió toda
actividad sindical en sus empresas, y con Canal 9 lideró
la audiencia con novelas como "Amo y señor", "Cosecharás
tu siembra", "La extraña dama", "Más allá del
horizonte", "Ricos y famosos" y "Una voz en el
teléfono".
En su larga carrera fue el mentor de figuras como Atilio
Marinelli, Raúl Taibo, Guillermo Andino, Pablo Echarri,
Germán Kraus, Aldo Pastur, Marco Estell, Horacio
Ranieri, Cristina Pérez, Carolina Papaleo y Natalia
Oreiro, entre otros.
En esos años y según Ibope y la desaparecida Mercados y
Tendencias, ambas medidoras de rating, las novelas de
Romay llegaron a medir 60 puntos y fue uno de los
descubridores del prime time, por eso algunas de estas
ficciones se veían a las 21.
En 1997 se decidió a vender el canal 9 y no quiso que lo
comprara Telefónica, por lo adquirió un ignoto grupo
australiano, Prime Media, que meses después lo
transfirió a los españoles, a pesar de las denuncias de
Romay, quien aseguró haber sido estafado.
Mientras que las radios fueron adquiridas por el grupo
mexicano CIE que le acababa de comprar la Rock and Pop
al empresario Daniel Grinbank.
Recibió numerosos premios, entre ellos el Konex, el
Martín Fierro honorífico, tres premios Eter y uno de
AMIA por su exitosa carrera en los medios de
comunicación y editó el libro de recuerdos "MemoriZar",
donde relató con gracia muchos pormenores de su carrera
y el medio del espectáculo.
Era común que tras cada estreno en su sala El Nacional,
Romay se dirigiera largamente al público, delante del
elenco que había actuado, donde hablaba conceptuosamente
del espectáculo y como para demostrar quién era el dueño
del lugar.
Padre y abuelo, su cuarto hijo, Omar, siguió su camino
de empresario y se puso al frente de El Nacional cuando
Alejandro ya no podía trabajar, lo mismo que de algunas
salas en Madrid.