(25/11/2021)
Por Elsa Bragato
La joven realizadora de "Mamá,
mamá, mamá", Sol Berruezo Pichon-Riviére, coguionista además junto a Laura
Mara Tablón, encara en su segunda película, Nuestros días más felices, el
tema de la vejez y la relación madre e hijos.
Es un film muy diferente que apela a la fantasía, a lo onírico, para contar
la historia de Agatha, de 74 años, que se despierta en el cuerpo de una niña
de 7. Convive con su hijo varón, Leónidas, quien, al verse sobrepasado por
la situación, llama a su hermana, independizada desde hace tiempo. Hay
realismo en esta muy buena mistura de lo fantástico porque no se apela al
efecto especial sino a la actuación: los hijos pasan del estupor ante la
madre-niña hasta la aceptación del paso del tiempo y la imperiosa necesidad
de ayudarla a vivir aunque los roles hayan cambiado.
Se destacan las actuaciones: desde "Agatha", a cargo de Lide Uranga (protagonista
de otro film de la semana, El perro que no calla), en el rol de la madre,
mientras que Antonella Saldicco en el papel de la hija, realiza un gran
trabajo gestual que aporta simpatía y hasta instantes risueños. Mientras que
"Leónidas", que encarna Cristian Jensen, es lo contrario: no hay en él
gestos que manifiesten asombro sino, en todo caso, preocupación. Su realidad
pasa por la aceptación de su identidad. Sin lugar a dudas, es una revelación
(lo fue en el anterior film de la directora) la jovencita Matilde Creimer
Chiabrando. Esa niña que habla como una mujer mayor es un hallazgo actoral
más que valioso, transformándose en el eje de una historia singular. Por
otra parte, Sol Berruezo Pichon-Riviere es mucho más que una esperanza para
el cine nacional.
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