(30/11/2022)
Por Francisco Martín (Ig: @franmartin30)
El
teatro comprende infinitas obras maestras de la expresión artística. Su
historia como un medio artístico propiamente dicho data desde los antiguos
griegos: se recordará el minucioso ensayo "Poética" de Aristóteles que
analiza las estructuras de las obras trágicas, las funestas obras de
Sófocles y las hilarantes de Aristófanes. Y no se podrán olvidar los
inmortales escritos de Shakespeare, quien incluso inauguró una innovadora
aproximación del Inglés (aproximación que sigue bien vigente en el idioma
actual).
Todos
aquellos nexos de historia, esas contribuciones al desarrollo del teatro,
lograron florecer en millones de personas una nueva afición. Y Argentina no se queda atrás, el italiano Guillermo
Saccomano abrió el primer teatro en suelo argentino en el año 1757 y, en
1783, se inauguró el histórico Teatro de la Ranchería, que estaba
ubicado en la intersección de las actuales calles Alsina y Perú.
Lamentablemente, el Teatro de la Ranchería ardió en llamas el 16 de agosto
de 1792, llevándose consigo manuscritos de varios dramaturgos argentinos.
El
día en el que el Teatro de la Ranchería abrió formalmente sus puertas, 30 de
noviembre, ahora es motivo de celebración. Pues, desde 1979, por una
iniciativa del Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET), instituida
por el Decreto N° 1586 del Poder Ejecutivo Nacional, se logró que cada
aniversario de aquella inauguración se celebre el Día Nacional del Teatro y
del Teatro Independiente.
Hasta
la construcción del Teatro Coliseo en 1804, Buenos Aires permaneció sin
teatro, pero la actividad se realizaba en cualquier lugar adecuado y
accesible para los asistentes. Pues, la necesidad del pueblo de apreciar la
labor de otros como entretenimiento, frente a tiempos de penurias, resulta
imposible de desplazar, así como la necesidad del artista de proyectar su
voz.
Ahora,
instituciones como el Teatro Colón son estandártes de prestigio en el mundo
teatral en general. Y, así como existen aquellos escenarios más populares y
ostentosos, se encuentran entre lugares más ocultos miradas variopintas que
distan de las grandes producciones, ya sea por las limitaciones
presupuestarias o por una diferente visión del medio. El Teatro
Independiente se propone muchas veces no sólo como una etiqueta para las
obras de menor repercusión, sino también como un movimiento artístico,
ideológico, que conciben al espacio del escenario como una experiencia mucho
más íntima, e incluso transgresora frente a la caara más comercial del
teatro.
Al
final del día, cada artista y obra es un mundo, independientemente de su
edad, su género, su apariencia, y del espacio en donde exprese sus ideas.
Por ello, el 30 de noviembre, celebramos la necesidad de crear en este país,
la necesidad de crear TEATRO.
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